La muerta en la Era Moderna, ¿un nuevo tabú?
Este artículo está dirigido a todos los que como yo somos de la época del babyboom, época en la que nuestros padres sin grandes convicciones religiosas ni espirituales, fruto de una época anterior marcada por excesivo control de la Iglesia en la vida de las personas, nos enseñaron que el esfuerzo y sacrificio junto con una carrera universitaria, nos daría la posibilidad de un buen trabajo y bienes materiales, en definitiva, lo que ellos consideraban Felicidad, ya que muchos de ellos venían de familias y de una época en la que la abundancia material no estuvo presente en sus vidas.
Algunos o muchos de nosotros fuimos a colegios religiosos, pero en esos colegios no se enseñaba como afrontar determinadas situaciones que nos íbamos a ver obligados a vivir, todos y cada uno de nosotros, sin excepción, desde un punto de vista religioso/espiritual, como la muerte de un ser querido. Lo que se nos enseñaba era lo que era pecado, y nos mostraban un Dios al que temer.
Los niños de la época de los 70/80/90 somos los adultos actuales, los que ahora nos toca asumir la muerte de nuestros padres, e incluso a alguno le habrá tocado transitar el dolor de la pérdida de un hijo. Somos esos niños que no han velado a un fallecido, que sus familiares han muerto en hospitales, y a los que todo esto ha hecho que viésemos la muerte algo lejano, en lo que ya pensaremos cuando nos toque.
Se nos educó en el hacer, hacer y hacer, olvidándonos del Ser y sin pensar en la trascendencia de quienes somos.
Todo en la naturaleza tiene sus ciclos, tiene un principio y un fin; nace, crece, se reproduce y muere. Las flores, los animales, a la noche le sigue el día, las estaciones… La vida y la muerte son dos caras de una misma moneda.
Durante mucho tiempo el gran tabú por excelencia fue el sexo, seguido de la muerte, pero en las últimas décadas en el que el sexo deja de ser un tabú y toma el primer lugar la muerte. Hemos conseguido hablar mucho de sexo, pero hemos dejado de hablar sobre el fin de nuestra existencia o la de nuestros seres queridos.
No se habla, no se piensa, y de esa forma no nos genera malestar, y eso es algo que les pasa a otros, por eso cuando nos ocurre a nosotros tenemos grandes problemas para gestionarlo. Añadimos a la dificultad de un proceso como este de la pérdida de un ser querido, nuestra infantilización en este tema.
¿no os ha pasado que en conversaciones con amigos ha salido algún tema relacionado con la muerte, y nadie quiere hablar de ello?
¿Por qué pensamos que evitando hablar de ello no nos va a pasar a nosotros?
Es mas, cuando yo decidí especializarme en duelos, la gente de mi alrededor me dijo que era un tema muy feo, y la palabra “duelo” mas.
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